NIMONA: El verdadero VALOR de la ANIMACIÓN / Reseña SIN SPOILERS

Originalmente descartada por Disney y rescatada por Netflix, la adaptación del cómic de ND

Stevenson se consolida como una de las películas más relevantes del 2023 por la valentía de

su mensaje.


‘Nimona’ se estrenó en junio de 2023, directamente en la plataforma de Netflix. Dirigida por

Nick Bruno y Troy Quane, adapta el cómic homónimo de Nate Diana Stevenson. Con una

duración de 102 minutos, cuenta con las voces de actores como Chloë Grace Moretz y Riz

Ahmed en su versión original.


La película animada narra la historia de Ballister, un caballero de un reino medieval-futurista

que se ve involucrado en una conspiración contra la corona. Falsamente acusado de haber

asesinado a la reina, se convierte en el hombre más buscado. Es entonces cuando conoce a

Nimona, una misteriosa “cambiaformas” que lo ayuda en su periplo por revelar quién está

detrás del asesinato. Sus aventuras conjuntas los llevan a chocar en múltiples ocasiones con

Ambrosius Lomodorado, el caballero número uno del reino e interés romántico de Ballister,

al que debe enfrentar pese a lo que le dictan sus sentimientos. Y, al mismo tiempo, los

supuestos villanos desvelan poco a poco lo que esconde la leyenda de Gloreth, el mayor

héroe de la historia del reino, y su enigmática relación con Nimona.


Para empezar, ‘Nimona’ resulta especialmente rompedora por su presentación abierta y sin

tapujos de contenido LGBT: la relación homosexual de Ballister y Ambrosius se desvela

como una más, rompiendo con la tendencia habitual de convertir esta clase de

representación en un reclamo o el foco de alguna polémica en redes sociales. Y es que la

película no está exenta de contenido relacionado con el colectivo, pues ND Stevenson, el 

autor del cómic en que se basa, es transexual y esto se ve reflejado de varias maneras en la

historia. En múltiples entrevistas ha hablado acerca de su conflicto de identidad, algo que lo

llevó a luchar durante años consigo mismo, sin saber realmente quién era. Esto se ve

perfectamente reflejado en el personaje de Nimona, quien se nos presenta como una chica

segura de sí misma y atrevida pero que arrastra un pasado traumático por el rechazo sufrido

a causa de ser una “cambiaformas”. Esto se entiende mejor al descubrir que Stevenson fue

educado en el cristianismo, cosa que le trajo más de un problema social e ideológico, algo

bastante similar a lo que sufre Nimona a lo largo de su historia. El poderío de esta alegoría

se ve perfectamente trasladado a la película, sirviendo también (aunque de forma algo más

genérica) para exaltar lo diferente y habitualmente denostado por la sociedad normativa.



Entrando en rasgos más generales, ‘Nimona’ funciona simplemente como una gran película

de aventuras, siendo capaz de romper con los estereotipos de la fantasía heroica al tiempo

que se nutre de los tropos del género juvenil. Su tono cómico y distendido recuerda al de las

películas contemporáneas de Disney, con la diferencia de que se mofa de sus clichés a

través de su personalidad de inspiración punk. Porque sí, ‘Nimona’ es una película que, pese

a tratar temas desgarradores, admite ser vista por un público universal, sin distinción de

edades. No cae en el tropo de que la animación es algo exclusivo para los niños, aunque

salta a la vista que se ha pensado en estos debido a la abundancia de color y el ritmo

incansable de la trama. Igualmente, jóvenes y adultos pueden disfrutarla debido a la

profundidad de su mensaje y a la crudeza de ciertos diálogos, que reflejan una intención

trascendental. ‘Nimona’ no se avergüenza de sus orígenes ni su estilo, siendo capaz de

contar una historia sin complejos visuales ni narrativos.


Destaca en otros muchos sentidos el apartado técnico, un deleite visual acorde a los

notables avances de la animación en los últimos años. Trazo y movimientos parecen

inspirados por la tendencia de Disney en los últimos años, algo que quizá tenga que ver con

que la casa del ratón Mickey tuvo los derechos de la obra durante tres años hasta,

finalmente, desechar la idea del estudio Blue Sky. Aun así, el resultado final tiene identidad

propia y presenta una fluidez espectacular, inspirada en la animación 2D clásica pero con la

maestría de la técnica contemporánea. El mundo de “fantaciencia” se ve engrandecido por

un uso sencillo pero efectivo del color, bastante expresivo tanto en fondos como en

personajes, capaz de variar considerablemente de una escena a otra, según lo exija la

intencionalidad emocional del momento. Este dinamismo es uno de los principales

atractivos visuales de la película, que se distancia curiosa pero eficazmente de su

contraparte comiquera, mucho más plana y esquemática en los diseños.


‘Nimona’ ofrece también una fotografía sobrecogedora, donde los contrastes visuales se

llevan la palma: la grandeza del worldbuilding ensombrece a unos personajes minúsculos,

reflejando sentimientos de lástima y soledad. Al mismo tiempo, cuando pretende todo lo

contrario, el color abarrota la imagen y se generan composiciones ricas y alegres, dignas de

la acción tan dinámica que presenta la trama en múltiples momentos. Igualmente, son las

imágenes más sentimentales, ubicadas en espacios cerrados o nocturnos, las que mayor

carga dramática poseen y más logran sobresalir.


Respecto a la banda sonora, Christophe Beck logra un trabajo ejemplar a la hora de trasladar

toda la energía de la acción a los ritmos. Efectiva tanto en el triunfo como en el tormento, su

OST se ve perfectamente complementada por la contundencia de las imágenes. Mención

especial merece también la selección musical, que ofrece temas punk y rock así como hip

hop o géneros más contemporáneos, a juego con el espíritu rebelde y gamberro de los

protagonistas.


Pero, volviendo a lo inicialmente planteado, lo que se lleva la palma dentro de este conjunto

audiovisual es la historia. Y es que ‘Nimona’ pretende contar algo que, aunque algo manido

dentro de la animación, se maneja con una elegancia y personalidad encomiables. Su hora y

media de duración transcurre en un suspiro debido a la energía de su trama y a la práctica

inexistencia de momentos valle, quizá a excepción de todo lo relacionado con el pasado de

Nimona (que, aunque algo más distendido, deposita gran parte del peso dramático). Su

mensaje de aceptación y ruptura de lo socialmente establecido se manifiesta desde varios

puntos de vista, no solo mediante la reivindicación LGBT sino a través de una férrea crítica

social. El universo de esta película combina la épica heroica de la fantasía con el carácter

distópico de la ciencia ficción, cosa que le permite realizar un comentario sobre el control de

las autoridades y la agenda-setting, apelando al rechazo de lo impuesto por los altos

mandos y la manipulación mediática.


Además, ‘Nimona’ es especialmente valiente en sus argumentos. En lugar de quedarse en la

superficie, cosa habitual en otras películas de animación más “acomplejadas”, se atreve a

mostrar abiertamente el rechazo y sus consecuencias, apelando así a la empatía del

espectador. El personaje de Ballister sirve para reflejar esto de una manera algo más

institucional, demostrando el escaso valor del individuo en un sistema capitalista, algo

desechable para las ambiciones de la clase alta; por otro lado, Nimona lo muestra desde la

perspectiva individual y social, demostrando cómo la intolerancia puede destruir

emocionalmente a una persona, generando traumas que nunca se extinguen del todo. Estos

dos argumentos se dan la mano para formar el tropo de la denominada found family o

“familia encontrada”, frecuente en las historias de fantasía juvenil, donde personajes

socialmente rechazados se vuelven inseparables para combatir lo socialmente impuesto.


Es por esto que el guion de ‘Nimona’ resulta tan efectivo, siendo capaz de distanciarse

completamente de un cómic que, aunque con una narración menos estructural, resulta más

directamente adulto en sus argumentos. La película se amolda a todos los públicos sin dejar

de ser madura, cosa que le sirve para dar un mensaje que no resulta ajeno ni a pequeños ni

a mayores. Sus ideas son más necesarias que nunca en un presente como el que estamos

viviendo, donde la intolerancia y el rechazo al diferente vuelven a estar a la orden del día.


Por la sinergia entre esto y todo lo mencionado del apartado técnico, ‘Nimona’ se convierte

no solo en una de las mejores películas de 2023 sino en una de las animaciones más

relevantes de todo el siglo XXI. No todo iba a ser Disney: con la veda abierta a otro tipo de

narraciones y estilos, queda constancia de que los dibujos animados son algo más que un

simple entretenimiento infantil.

Comentarios

Los más leídos