GUARDIANES DE LA GALAXIA VOLUMEN 3: El fin de una era / RESEÑA CON SPOILERS

 Cuando se propuso la idea de hacer una película sobre estos personajes hará ya unos diez años, lo más probable es que la confianza en que el proyecto estuviera por los suelos. Nadie más que algunos fanáticos conocía a aquel añejo grupo de héroes galácticos de un futuro lejano que acabaron cruzándose con los Vengadores a lo largo de los años setenta y ochenta. Tampoco poseía gran renombre la (por aquel entonces) reciente alineación diseñada por Abnett y Lanning, surgida a raíz del evento Aniquilación y que sentó las bases de lo que terminaría siendo la película. Era una apuesta difícil, un todo o nada que podría costar caro a Marvel o llevarla a la gloria una vez más. La confianza en James Gunn, aquel desconocido pero talentoso guionista y director, era plena y había una historia que contar. La auténtica incógnita era si el público se mostraría receptivo. 

Pero el resto es historia. De ser unos donnaides, los Guardianes de la Galaxia pasaron a convertirse en un icono de la Casa de las Ideas. Su popularidad alcanzó elevados niveles tanto en audiovisual como en cómics, con personajes que pasaron de ocasionales secundarios olvidados a auténticos pilares del merchandising. Star-Lord, el legendario forajido, se convirtió en eso mismo; Rocket se volvió rápidamente en el favorito de todos; y no había quien no quisiera una figura de aquel entrañable árbol parlante llamado Groot. 

Pero la canción de los Guardianes no terminó ahí. Continuaron soñando en las mejores emisoras durante años, a través de su exitosa secuela y de su fundamental participación en el gran evento que culminaría la Saga del Infinito, algo que terminaría por llevarlos al mayor estrellato. Incluso tuvieron su propio especial navideño en homenaje a las series episódicas de los ochenta, un bello remanso de paz antes de la tormenta. 

Pero este es el final. O, al menos, el final de aquellos héroes a quienes conocimos y amamos, con quienes crecimos y que tanto nos enseñaron, que nos hicieron reír y llorar a partes iguales. Los Guardianes de la Galaxia son más que un grupo de personas, animales o criaturas indeterminadas con nombres y apellidos: son una familia, un icono dentro y fuera de su universo, algo que vivirá por siempre en nuestros corazones y que, gracias a esta película, nos ha concedido uno de los mayores espectáculos audiovisuales de toda la historia del Universo Cinematográfico de Marvel. 

En fin, ¿estáis listos para encender vuestros Walkman y volar juntos hacia el hermoso y espléndido cielo? 


“Somos los ***** Guardianes de la Galaxia”

Hay que dejar las cosas claras: Guardianes de la Galaxia Volumen 3 se corona instantáneamente como una de las películas más redondas y emotivas de todo el UCM. Es espectáculo puro, una epopeya grandilocuente que se toma su tiempo para engrandecer y despedir a cada personaje de cuantos hemos conocido a lo largo de todos estos años. Es humor alocado pero también es tragedia demoledora, es un lugar feliz que se convierte rápidamente en tormento. Una auténtica experiencia audiovisual que te lleva a una galaxia en apariencia hermosa y, en realidad, tremendamente oscura e indeseable. 

Pero una galaxia donde la familia y los amigos pueden brindarte la luz. 

Es indiscutible que James Gunn ha evolucionado con el tiempo hasta lograr la mejor versión de su obra. El inesperado éxito que supuso la primera entrega de la saga le sirvió para ganarse una libertad creativa absoluta en cada estudio con el que trabajara, por lo que rápidamente forjó una inconfundible seña de identidad. Sus películas son humor desquiciado y escatológico, color a raudales y una preciosa estética comiquera. Pero también son profundamente emocionales, con temas recurrentes como la paternidad o la fraternidad, y suelen conllevar dolorosos giros que rompen con la comedia y arrastrar al espectador a las antípodas de lo que estaba sintiendo escasos minutos atrás. Es esa marca lo ha hecho grande a Gunn, diferenciándolo de cualquier otro que haya tenido una carrera prolífica dentro del género, y la lleva a otro nivel con esta película. 

Y es que Guardianes de la Galaxia Volumen 3 es la más completa de la trilogía. La primera es un clásico, pero peca de sencilla y falta de ambición; la segunda, aun tratándose de una película profundamente emotiva, fue criticada por la audiencia debido a su humor y a la anteposición del drama a la acción; pero la tercera consigue un equilibrio único de todo lo propuesto anteriormente, ofreciendo un espectáculo único en casi dos horas y media que se pasan volando. La banda sonora sigue siendo uno de los emblemas de la saga, con John Murphy sustituyendo a Tyler Bates en un trabajo a la altura del original, por no hablar de la exquisita selección musical de este Awesome Mix Vol. 3, que destaca con temas como la desgarradora versión acústica de Creep de Radiohead. 

La escena que sigue a la aquí presente es canela en rama

Pero, a lo largo de todos estos años, los personajes siempre han prevalecido por encima de la historia. La irónica humanidad de estos perdedores y criminales de poca monta galácticos es lo que los ha hecho grandes, y todo lo planteado hasta ahora tiene su cierre en esta película. De hecho, no hay nada más relevante para la trama que la historia inédita de Rocket Raccoon, que se nos narra como desgarrador hilo central. La propia película hace referencia a que el mapache fue, desde el primer momento, el auténtico protagonista de la historia. Esta afirmación cobra sentido al comprobar el exquisito arco de evolución que ha tenido, que se consolida con esta última entrega como uno de los más sólidos de todo el UCM. 

Rocket fue siempre un personaje trágico, alguien que escondía sus penas bajo innumerables capas de cinismo y hostilidad. Caía bien por el propio concepto visual del personaje, aunque era fácil identificarse con su actitud hastiada y sardónica pero leal a sus amigos. Aun así, más allá de alguna sutil referencia, nunca supimos nada de su historia de origen. Tampoco los propios miembros del equipo, que acompañan al espectador en este dramático descubrimiento. 

Y es que hay que decir que la historia que se nos cuenta a través de flahsbacks es tremendamente dura y desgarradora. Todo aquel que tenga cierta sensibilidad con los animales se sentirá conmovido con el pasado de Rocket, que además sirve como crítica contra la experimentación genética y el uso de criaturas indefensas en evaluación de medicinas y cosméticos. Aunque también funciona como una metáfora del fascismo eugenésico, donde solo los seres más fuertes y aptos pueden prevalecer dentro de una sociedad especialmente diseñada para la perfección genética y moral. Es especialmente triste todo lo que ocurre con los amigos del mapache, desde la entrañable Lylla hasta los divertidos Suelo y Dientez, que sueñan con una vida perfecta lejos de la oscura prisión que les sirve de hogar. Uno puede intuir el destino de esos pobres animales, pero eso no quita que su final sea digno de lágrimas. Es fácil conmoverse con el luto de Rocket y la soledad que lo embarga al ver cómo no puede hacer nada por salvarlos, sufriendo en un solo instante más de lo que llegó a hacerlo a través de años de torturas y crueles modificaciones genéticas. 

Es por eso que el cierre de su historia consigue calar tan hondo, pues, a pesar de la furia que lo poseyó en el pasado, decide no dejarse llevar por la venganza y, en lugar de seguir destruyendo, utilizar su don para salvar a aquellos por quienes nadie vela: los animales. La película ofrece un mensaje hermoso y necesario en estos tiempos al mismo tiempo que cierra un arco de personaje perfecto. 

Siempre fue un mapache

Pero, indiscutiblemente, el otro gran protagonista ha sido siempre Peter Quill, el legendario Star-Lord. Siempre fue la cara visible de los guardianes, el pícaro héroe que lograba conectar con todos los públicos a través de su carácter gamberro y su gran conocimiento de la cultura pop y la música de los setenta y ochenta. Hemos visto al personaje más frío y agresivo desde la Guerra del Infinito, en la que perdió a su amada Gamora a manos de Thanos, aunque en esta película se le ofrece una segunda oportunidad a través de la versión alternativa intemporal de la antiheroína. Aunque, como ya hemos visto en otras películas recientes del UCM (mismamente en Multiverso de la Locura), su relación es un amor imposible que termina en la triste aceptación del único que realmente se siente enamorado. Este proceso queda intercalado por una serie de aventuras durante las que llegan a conectar, aunque en ningún momento de manera romántica, y que sirven a Quill para aprender a abrazar la soledad y pasar página: la Gamora a la que amó, su Gamora, está muerta y no volverá. 

Es con esa afirmación que toma la decisión de sacrificar su propia vida por el bien de sus amigos y de toda la galaxia, aunque, como hablaremos más tarde, esa decisión se verá truncada para que pueda aprender a vivir de otra manera. Una manera más humana. 

Pero, como ya he dicho, no hay un solo arco que no quede cerrado a la perfección en esta película. Mismamente el de Drax el Destructor, quien, después de haber superado la trágica pérdida de su familia, abandona ese violento apodo para convertirse nuevamente en padre. La catarsis del personaje se resume en una conexión con los niños que sirven al Alto Evolucionador como cobayas de laboratorio, siendo además capaz de decir adiós a una Mantis a la que quizá (hay cierta ambigüedad) llegó a amar, así como demostrar que es algo más que el músculo del equipo y que, aunque no sea muy listo, su corazón puede salvar por sí solo el universo. 

Hablando de Mantis, es quizá la Guardiana con menor recorrido. Con su debut en la secuela, irrumpió como un personaje cómico y sin demasiadas pretensiones. No fue hasta el especial navideño que adquirió cierta entereza, corroborándose que la empatía es su mayor virtud y también cuán infravalorada había estado hasta el momento. Esto último conecta directamente con su desenlace, pues es a través de su viaje personal que aprende a valerse por sí misma hasta el punto de decidir continuar por cuenta propia. Convertida en una suerte de Daenerys Targaryen cósmica, ha partido a lomos de tres bestias colosales para correr sus propias aventuras. Quizá a partir de ahora podamos llegar a ver una Mantis más apegada a los cómics, donde se la conocía como la Madonna Celestial por el gran poder que albergaba. Un poder que, de hecho, estaba destinado a engendrar al ser que dominaría el universo, cosa que Kang el Conquistador intentó aprovechar fallidamente en una ocasión. Aunque, a decir verdad, es una historia demasiado rocambolesca como para que pueda llegar a verse en el cine. En fin, años sesenta. 

Respecto a los demás, no hay quien no merezca, por menor que sea, una mención. Como por ejemplo Nébula, uno de los personajes con desarrollo más completo y que ha pasado de la auténtica villanía a un profundo sentido del deber y la responsabilidad. La Nébula que ahora conocemos está a años luz de la pasada, pues es más humana que nunca (no solo psicológica sino físicamente) y se ha amoldado parcialmente al espíritu jocoso de los Guardianes. Aún es algo fría y distante, algo que sirve como recordatorio de que los traumas nunca desaparecen del todo, pero aquella pérfida versión que conocimos en 2014 ha quedado ya muerta y enterrada. 

Quien no tiene tanto desarrollo (por motivos obvios) es Groot, aunque aun así se las apaña para brillar con cada aparición. Este segundo vegetal ambulante siempre ha distado bastante de su predecesor, mucho más gentil y familiar, como si el entorno macarra de esta familia galáctica hubiera influido malamente en su crecimiento. Sin embargo, en esta película queda constancia que no es tan egoísta como parecía y lo da todo por ayudar y salvar a sus amigos. Sus escenas son especialmente espectaculares, con brillantes momentos de acción que permiten un brutal despliegue de VFX, así como un par de referencias directas al cómic de Jack Kirby donde el personaje debutó en los años cincuenta, cuando la moda de los tebeos aún eran los monstruos gigantes y no los superhéroes. De hecho, como vemos en la escena poscréditos, acaba convirtiéndose precisamente en eso mismo en un increíble homenaje al material de origen. 

El Guardián de la Galaxia (y uno de los personajes de Marvel, así en general) más añejo

Respecto a otros personajes como Kraglin y Cosmo, también tienen sus momentos estelares. El primero en un precioso recuerdo de Yondu, que le sirve como catarsis para aprender a dominar la flecha que le legó, y la segunda consolidándose como uno de los miembros más poderosos de los Guardianes y, como no podía ser de otra manera, una perra buena. Quien entendió, entendió. 

Cabe destacar que la presencia de esta dispar pareja permite la aparición de Howard el Pato, este extravagante animal antropomórfico del que apenas sabemos nada y que se deja ver esporádicamente en diferentes producciones del UCM. Aún no se sabe si se nos llegará a contar su origen, que en los cómics tiene que ver con una civilización de patos proveniente de otra dimensión, aunque, si no, siempre quedará como un gracioso y divertido guiño. 

Pero, junto al Mapache Cohete, quien se lleva la palma es el Alto Evolucionador. Un villano por el que nadie apostaba, con un diseño extraño y un vestuario poco atractivo, que apenas recordaba a su contraparte de las viñetas. El científico terrícola de los cómics siempre fue un individuo bastante desagradable, sin pudor para crear híbridos entre humano y animal y de jugar a ser Dios con el único propósito de completar sus planes de devastación. Ha tenido múltiples apariciones a lo largo de la historia e incluso un gran evento donde sirvió como amenaza principal de varias cabeceras de la editorial, pero lo cierto es que nunca ha resultado tan terrorífico como en esta película. 

Lo que tenemos es a un auténtico villano, en la interpretación más rotunda de la palabra. Si bien personajes como Thanos, Zemo o Killmonger nos permitían, dentro de su inherente malevolencia, entender la nobleza de su propósito, lo que plantea el Alto Evolucionador no deja lugar a dudas: es un personaje ruin y digno de ser odiado, un auténtico nazi del espacio obsesionado con experimentar a costs de aquellas formas de vida que considera inferiores. Aunque tampoco le tiembla la mano a la hora de destruirlas cuando ya no le sirven de nada, condenándolas a una muerte casi tan cruel como las vidas que les obligó a vivir. Pocos antagonistas del UCM han llegado a este nivel de malevolencia, una que hace desear al espectador que su muerte llegue pronto, y también que convierta en algo placentero cada golpe que recibe. Además, como he comentado antes, funciona como una gran metáfora sobre el lado oscuro de la ciencia y su relación con determinadas ideologías radicales, así como el trato que la humanidad da a aquellas criaturas que considera inferiores y que no tienen manera de defenderse del peligro que esta tiránica y destructiva especie supone.  

Un villano redondo, sin lugar a dudas, que se consolida como uno de los más temibles de todo el Universo Cinematográfico de Marvel, uno que será difícil de superar y que deja el listón muy alto como el individuo más detestable al que los héroes hayan enfrentado nunca. 

Las expresiones faciales de Chudwudi Iwuji no tienen nombre 

Aunque tampoco podemos olvidarnos de Adam Warlock, otra de las grandes amenazas de la película. Al menos parcialmente. 

Originalmente llamado Él, Adam es uno de los héroes más poderosos del Universo Marvel. Surgió como el experimento de unos científicos que planeaban dar forma al ser perfecto, un nuevo mesías entre los mortales. Pero el resultado no fue el esperado y aquel superhombre se rebeló contra sus creadores, volviéndose un alma libre y profundamente atormentada por su inherente soledad. Era un héroe de corazón puro, un hombre destinado a errar eternamente por el universo y a lamentar lo único que no podía cambiar: su propia condición. 

Pero lo cierto es que el Adam Warlock que encontramos en esta película está en las antípodas de eso mismo. Es habitual que James Gunn haga enormes lavados de cara a sus personajes de cara a la adaptación audiovisual: no hay más que ver a Star-Lord, originalmente un mercenario hijo del emperador J-Son de Spartax. Este Warlock es menos inteligente y calculador, igualmente poderoso (su primera aparición es todo un espectáculo visual) pero con tendencias más infantiles. Además es fácilmente derrotado por su propia necedad, algo que contrasta con el personaje prácticamente intocable de los cómics. Sin embargo, la mayor diferencia yace en que, mientras que en las viñetas era un ser solitario y sin destino, aquí pertenece a toda una raza a la que considera su pueblo natal. Eso cambia radicalmente las motivaciones del personaje y su psicología, desdibujándolo completamente hasta que no queda mucho más del personaje que la apariencia. 

Ah, y por si alguien se esta preguntado si ese peculiar y poco agraciado animalillo llamado Blurp que sigue a Adam a todos lados es algún personaje de relevancia en los cómics… lo cierto es que no, se trata de una invención para la película. Ya sabemos cómo es el merchandising: hay que vender muñecos. 

Al menos ha quedado redimido con el momento Capilla Sixtina

De todas formas, Adam Warlock no ha sido el único personaje galáctico que ha debutado en esta película. Lo que nadie esperaba es que, en esa primera escena poscréditos que sienta las bases de un nuevo y diferente equipo de Guardianes, apareciera la mismísima Phyla-Vell. Este memorable personaje es una heroína con apenas veinte años de existencia editorial pero que, sin embargo, ha estado presente en múltiples eventos clave del siglo. Hija perdida del original Capitán Marvel, siguió la estela de su padre y adoptó el manto Kree, que además combinó con su ascendencia Eterna. También llegó a colocarse las Bandas Cuánticas para convertirse en Quasar, un rol fundamental dentro de la Marvel cósmica, aunque actualmente se la conoce simplemente por su nombre, poseedora de conciencia cósmica y de una espada, además de ser la pareja de Dragón Lunar, la hija de Drax. 

Este personaje ha sido miembro de los Guardianes de la Galaxia en múltiples ocasiones, no solo en la actualidad sino también en los cómics de Abnett y Lanning que inspiraron la trilogía. Aun así, tal como la hemos visto, parece más desdibujada incluso que Adam Warlock. La hemos conocido como una niña pequeña, aunque apenas conocemos nada de ella. Sin embargo, teniendo en cuenta la nula relevancia que tuvo Mar-Vell en el recorrido del UCM, es posible que resulte no tener ningún vínculo con el personaje y ni siquiera ostente su apellido. Queda como incógnita su origen, así como su futuro dentro del equipo, aunque, como teoría personal, creo que la veremos crecer hasta la adolescencia. Será entonces cuando se enamore de Dragón Lunar, nueva hija adoptiva de Drax, ambas con grandiosos poderes adquiridos Gracias a las modificaciones genéticas del Alto Evolucionador. Sea como llegue a ser, lo incuestionable es que la fidelidad a los cómics no será sencilla teniendo en cuenta el complejo origen de ambas. 

Phyla a secas

Podrían descartarse más guiños, algunos a los cómics como la aparición de la Contratierra, habitada por grotescos híbridos de humano y animal, o del retorno de los Saqueadores, inspirados en los originales Guardianes de la Galaxia de los cómics, habitantes del año 3000, y con Sylvester Stallone como el Halcón Estelar a la cabeza. Tenemos también cantidad de referencias a la cultura popular y cameos de actores provenientes del entorno de James Gunn, como Nathan Fillion (actor que originalmente iba a ser Simón Williams, el Hombre Maravilla, antes de la elección de Yahya Abdul-Mateen II) como el guardia de una ciudadela orgánica especial, o Daniela Melchior, la Ratonera II en El Escuadrón Suicida, que interpreta a una funcionaria de la misma ubicación. También hay alguna que otra aparición de Jennifer Holland, la esposa de Gunn, quien interpreta a Emilia Harcourt en el Universo DC. 

Con todo esto, el statu quo ha cambiado para siempre. No sabemos si los personajes a los que conocimos hace ya diez años volverán alguna vez, si se reunirán en una última ocasión para luchar la batalla de sus vidas o si su legado quedará en manos de Rocket, Groot, Warlock y el resto de héroes que puedan llegar a unírseles. Aún continúan en la recámara Dragón Lunar, Bill Rayos Beta, Nova, Estela Plateada y tantos otros que podrían ser los protagonistas de una nueva y diferente trilogía galáctica. 

Sea como fuere, la historia ha concluido a las mil maravillas. No ha sido una tragedia como tanto se especulaba, sino que cada personaje ha tenido la oportunidad de continuar con su vida y, en muchos casos, empezar de cero. Unos descansarán y quizá no vuelvan a la acción, otros continuarán con el espectáculo y alguno que otro seguramente nos sorprenda con un retorno inesperado en un futuro cercano. Más allá de todo eso, esta película se consolida como una obra indispensable dentro del UCM y que llega en el momento perfecto para reconciliar a aquellos fanáticos que salieron descontentos de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía. Todas estas risas y lágrimas no serán en vano, pues estos personajes han calado en lo más hondo de nuestros corazones tal como lo hicieron los protagonistas de La Guerra de las Galaxias en aquellos que tuvieron la oportunidad de ver sus películas a partir de 1977, y este gran referente de la space opera moderna terminará convirtiéndose en un clásico al que las generaciones futuras acabaran volviendo. 

Este es el resultado del esfuerzo y la pasión de James Gunn, unos que lograron hacer oro con unos fragmentos rotos de carbón, y que han catapultado a los personajes como auténticos referentes. Resulta triste tener que decir adiós a alguien tan talentoso, pero su futuro en DC promete auténtico esplendor. 

Desde luego, con alguien así a la cabeza de un estudio que hasta ahora no había dado más que tumbos, Superman y tantos otros iconos intemporales están en buenas manos. 

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