JOHN WICK 4: La consumación de una leyenda / RESEÑA CON SPOILERS

Aunque ahora suene a trola, la primera entrega de John Wick pasó algo desapercibida. Era una película de bajo presupuesto, de esas que no llaman la atención a primera vista y que incluso pueden parecer un poco ‘serie B’. Lo cierto es que no le fue del todo mal en formato vídeo bajo demanda, pero aún estaba a años luz de lo que terminaría siendo. 

Sin embargo, su llegada a Netflix lo cambió todo. El boca a boca funcionó como en pocas ocasiones se ha visto, llevando lo que era una pequeña película sin importancia a convertirse en una saga millonaria. No fue algo de la noche a la mañana, pero los años hicieron justicia a la obra de Keanu Reeves y su renacimiento en Hollywood, de la mano del director y doble de riesgo Chad Stahelski. El cine de acción y artes marciales al estilo años noventa parecía muerto, pero cuatro entregas han demostrado que aún hay cabida para el jiu jitsu, los nunchakus y las coreografías imposibles hechas realidad. 

Llega a los cines de todo el mundo John Wick 4, la nueva y más ambiciosa entrega del que ya es el mayor universo de acción del momento. Con más violencia, más personajes e incluso una duración considerablemente superior a sus predecesoras, esta película deja el listón muy alto para lo que pueda venir a continuación. Con contenido multimedia en el horizonte y un destino incierto para varios de los protagonistas, ¿cuál será el futuro de esta legendaria franquicia? Supongo que solo el tiempo lo dirá. 

Tictac, señor Wick. 


Aquí se reparten tortas como panes

Después de John Wick: Parabellum, parecía imposible que la cosa pudiera ir a más. Aquella tercera cinta estuvo cargada de acción desenfrenada, sin apenas tiempo para tomar aire y un nivel de violencia nunca antes visto. La saga dio un paso adelante y se alejó de cualquier complejo, aumentando su presupuesto para acercar la historia a algo similar a una fantasía urbana donde cualquier muerte es posible dentro de una cierta verosimilitud. Nada preparó a los espectadores para aquel abrupto final del tercer acto, donde Winston disparaba a John a traición para además dejarlo caer desde lo alto del Continental. Aun así, como nos dejó claro aquella última escena, iba a hacer falta mucho más para acabar con él. Como el implacable Baba Yaga afirmaba, ahora sí que estaba enfadado y, en consecuencia, iban a rodar cabezas. 

“¿Más?”, nos preguntamos, como si fuera posible.

Y vaya si lo era. 

John Wick 4 va con todo, cuesta arriba y sin frenos. En esta entrega, nuestro protagonista ha tocado techo y decidido que la Alta Mesa ha de ser eliminada. Su cruzada lo lleva a enfrentarse a los mayores líderes de esta organización de asesinos, hallando nuevos aliados y reencontrarse con viejos enemigos. Se cierran historias, se despiden personajes queridos y la saga llega al que parece ser su culmen. Y bien podría ser esta la última entrega, un cierre que ninguno esperaba que se diera, pero todo apunta a que no será así. 

Durante todos estos años hemos visto cómo John era capaz de eliminar a todo aquel que se le pusiera por delante. Ni siquiera el legendario Mark Damascos fue rival para él, aunque sí es cierto que se le llegó a atragantar… parcialmente. Se ha convertido en un ser indestructible, un sencillo hombre que parece mucho más de lo que es, un monstruo al que nada puede detener. Es en esta película cuando lo vemos pasarlo peor que nunca, recordándonos su inevitable humanidad, aunque ni mucho menos se deja de lado a la máquina de matar. No deja de ser un personaje sencillo, sin nada que perder y con el único propósito de la venganza, dispuesto a vivir únicamente para no olvidar a su esposa. Dentro de la simplicidad de su arco de desarrollo, ha logrado trascender como un legendario icono dentro y fuera de su universo ficticio. Se ha ganado el derecho a ser recordado como un mito en la historia del cine, colocando a Reeves como uno de los mayores héroes de acción en todos los tiempos. Si bien los actores de este siglo son mucho más eclécticos que otrora, cuando se encasillaban en un género y rara vez se dejaban ver por otros lares, los hay que quedan en el recuerdo por un papel especial. Y, aunque quizá Neo vaya a estar siempre un poco por encima, el señor Wick ha marcado tendencia. 

De hecho, no hay más que ver cómo, tras una notable sequía de películas por el estilo, han comenzado a aflorar derivados en los últimos años. Si bien John Wick no lo empezó todo (películas como Venganza o El hombre sin pasado ayudaron a asentarla en la cultura popular), múltiples cintas recientes despiden aroma a  la opera magna de Stahelski. Nadie, Bullet Train, Noche de paz y muchas otras que están por venir lo demuestran. 


Siempre hay un pez más grande

Pero lo legendario de la figura de John Wick siempre ha conllevado algo negativo para la saga: la irrelevancia del resto de personajes. La invencibilidad del antihéroe deja en ridículo a cualquiera aquel se le ponga al lado, incluso cuando se trata de una leyenda de las artes marciales. Pocos secundarios han destacado a su lado, y principalmente aquellos que ocupaban un nicho opuesto al suyo, véase Winston. No obstante, la cuarta entrega ha roto por completo con esta maldición. 

En John Wick 4, todos (o casi todos) los personajes importan. Es difícil recordar a los adversarios de las entregas anteriores a menos que se tengan algo frescas, pero todos los que aparecen en la última película merecen ser recordados. Desde Donnadie y su perro, un elemento que ayuda a cerrar un círculo en el protagonista, hasta Bill Skarsgård en el papel del Marqués, el villano principal y un aterrador adversario que no necesita artes marciales para imponer con su presencia. Incluso aquellos que no tienen tanto peso, como la japonesa Akira y sus particulares habilidades con el arco, son capaces de sobresalir con poco tiempo de metraje. Algo similar ocurre con el papel de Scott Adkins, uno de los mejores artistas marciales de la actualidad y aun así bastante desconocido por el público general. El protagonista de Yuri Boyka merecía ser parte de esta saga, que ya ha homenajeado a muchas otras leyendas, aunque su personaje rompe con lo establecido. 

En lugar del habitual forzudo que solemos ver de la mano de Adkins, su papel lo coloca como un capo de la mafia gordinflón y risueño. Unos excelentes maquillaje y prótesis lo vuelven aún más enorme de lo habitual, aunque también más aterrador. Su secuencia es breve pero memorable, ofreciendo en primera instancia una escena de extrema tensión y después una persecución de acción desenfrenada. Quizá pudiera haberse esperado más de un mito como él, pero su Killa es un adversario estupendo y una aún mejor reivindicación de uno de los mejores en su trabajo. 


Scott Adkins en modo Kingpin

Aun así, ni mucho menos es Adkins quien se lleva la palma. A muchos les sonará el nombre de Donnie Yen por la saga de Ip Man, donde interpretó durante cuatro trepidantes entregas a quien fue el maestro de Bruce Lee y el más recordado representante del Win Chun. También interpretó a Chirrut Îmwe en Rogue One: Una historia de Star Wars, un personaje bastante memorable y que, además, comparte bastantes similitudes con su papel en John Wick 4. Porque, al igual que en la saga galáctica, la ceguera es su debilidad y al mismo tiempo su fortaleza, convirtiéndolo en un personaje sumamente interesante que se gana por méritos propios el corazón de los espectadores y amantes de las artes marciales, con grandes influencias del Daredevil de la serie de Netflix pero con su propio espíritu. Además, no solo es tremendamente imponente por sus movimientos y su actitud sino también por su cierta vis cósmica, que aporta un contrapunto interesante dentro del dramatismo de la historia. No abusa de ello ni se recrea, funcionando más bien como un complemento al personaje. Su conflicto genera también una conexión con el espectador, cosa que hace que en ningún momento llegue a verse como un villano a pesar de ser el asesino de uno de los aliados de Wick. Se pasa mal cada vez que su vida peligra, desde el duelo final hasta la escena poscréditos, que deja en duda si Caine pudo reunirse finalmente con su hija o si corrió un funesto destino a manos de Akira. Acabe o no su historia ahí, se ha convertido en uno de los personajes más fascinantes de toda la saga. 


Soy muy buen abogado. O asesino a sueldo

Hablando de Chad Stahelski, no hay que olvidar sus orígenes. Es notable su carrera como stunt, pues fue ni más ni menos quien sirvió como doble de Brandon Lee después de su trágico fallecimiento en el rodaje de El Cuervo. Con amplia experiencia en el campo de la acción y las artes marciales, parecía el candidato idóneo para conducir a esta franquicia hacia la gloria. Su dirección siempre fue correcta, centrada por evidentes motivos en la acción, donde destacaban la limpieza de los movimientos, la optimización de recursos y su gusto por minimizar el uso de dobles para potenciar la autenticidad. Sin embargo, al menos durante las dos primeras entregas, se lo notaba algo falto de experiencia en otros campos, con mucho que aprender a la hora de comunicar cinematográficamente. La cosa cambió en la tercera entrega, con un espectacular uso de la colorimetría y planos que evocaban a múltiples géneros y obras referenciales. Pero esto va más allá incluso en John Wick 4, donde el talento de Stahelski parece haber alcanzado su mayor momento de esplendor. 

Escenas de acción que nunca parecen terminar pero que aún así no deseas que lo hagan nunca. Larguísimos planos estáticos que dan un respiro entre tanta muerte y destrucción. Luces y colores perfectamente coordinados para pulir cada puñetazo, cada patada y cada disparo a la cabeza. Incluso se atreve a tomar referencias del mundo de los videojuegos, con un plano secuencia cenital que recuerda a los RPGs de los noventa. La cinematografía también recuerda en ocasiones al cómic y a la animación, yendo sus referencias más allá del propio mundo del cine. 

Tal como en Parabellum, los colores juegan un papel protagonista a la hora de reflejar la actitud y ambición de cada personaje. La ostentación de Winston o el Marqués se refleja con un pálido dorado, mientras que la sanguinaria cruzada de Wick aparece reflejada en neones y poderosos rojos. Entre tanta ausencia de diálogos y una sobrehumana fluidez, el color se ocupa de comunicar todo aquello que las palabras no son capaces. 

Mención especial merece el sonido, ese gran olvidado y un apartado que parece haberse dejado de cuidar en muchas películas. Es frecuente ver algunas donde los diálogos apenas se escuchan y la acción es tan ensordecedora que obliga a bajar el volumen a toda prisa, o donde las canciones opacan el sonido de los acontecimientos. No es el caso de John Wick 4, una de las mejores películas que se han visto últimamente en lo que a mezcla de sonido se refiere, donde cada golpe se siente y todo movimiento hace temblar al espectador. La banda sonora acompaña perfectamente pero sin sobresalir, y el montaje fluctúa entre la velocidad desenfrenada y la pausa ocasional para ofrecer un contraste interesante. Las canciones encajan divinamente en cada escena, con el particular añadido de la secuencia en París, que funciona como un enorme homenaje a la película de 1979 The Warriors y su icónica DJ. 

Nowhere To Run. El que entendió, entendió. 


¿Os suena de algo? 

Aunque esta no es la única referencia de la película, pues sus influencias abarcan muchos más géneros. No hay más que ver el duelo final, una escena que despide esencia de La muerte tenía un precio por los cuatro costados, o constantes homenajes al cine de samurais y el trabajo de Kurosawa, y no únicamente por toda la secuencia en Osaka. Como el culmen del cine de acción occidental, la saga no deja de lado sus orígenes pero sin dejar de mirar al frente con su estilo único y su rompedora visión, marcando el camino para las que vendrán después. 

Haber explotado durante casi tres horas tantos estilos, géneros y referencias plantea la duda de cómo se podrá superar esto. Pero ¿acaso habrá algo después? Quien haya visto la película sabe que, al final, John Wick pierde la vida. O eso al menos parece, pues en ningún momento se ve un cadáver. Ese “Winston, llévame a casa” plantea una posibilidad de supervivencia, pero verlo recordar a su mujer antes de desplomarse junto a las escaleras del Sagrado Corazón ante el amanecer parece llevar la contraria a ese comentario. La película aborda el tema de la muerte en múltiples ocasiones, empezando por el destino de Charon, que parece ir de la mano con el reciente fallecimiento del propio actor, Lance Reddick. Esto sirve para recordar la mortalidad de todos los personajes a los que conocemos, incluido John Wick, a quien desde ese momento empieza a vérselo dudar, pues se encuentra cerca de cerrar un círculo. 

La muerte es en ocasiones simbólica, separando a John el hombre de John el asesino, lo que siembra la duda de si es realmente el cuerpo lo que ha fallecido o solo la idea. Cuesta imaginarlo viviendo una vida normal, despojado de la ambición asesina que ha arrastrado durante todos estos años, con el recuerdo de su esposa como único motor de vida. 

De todas formas, dar cierre a la historia pero sin descartar la posibilidad de un retorno es la manera perfecta de dejar la puerta abierta a más películas. Bien podría terminar todo aquí, convirtiéndose John Wick 4 en el cierre que nadie esperaba, pero, si la situación es propicia, la cruzada contra la Alta Mesa de nuestro antihéroe podría retomarse. No se pueden olvidar las declaraciones de Stahelski, que no descarta una quinta entrega dentro de algunos años, aunque solo si el público responde adecuadamente. Su beneplácito ya lo tienen, así que la decisión restante queda en sus manos. 

Aun así, sea o no este el final de John Wick, su universo sigue vivo. Y es que se confirmó hace años que se encuentra en producción una serie sobre El Continental, que seguirá a un joven Winston en el principio de su carrera en el negocio. Ya está completamente rodada y se estrenará en septiembre de este mismo año en Amazon Prime, con tres capítulos de hora y media de duración y promesas de expansión del lore de la franquicia. Contará también con la presencia de Mel Gibson, quien quizá ejerza de líder y maestro del joven Winston, y el personaje de Charon también tendrá su retorno en una versión de edad similar a su jefe. 


Próximamente…

Pero eso ni siquiera es todo, porque es bien sabido que una película más expandirá la historia con nuevas narrativas y horizontes. Hablamos de Ballerina, un spin-off que tendrá como protagonista a nadie más y nadie menos que Ana de Armas. La historia probablemente conecte con lo que vimos en John Wick 3, en relación a los orígenes del personaje, y se sabe que seguirá a una joven en busca de venganza por la muerte de su familia. John y Winston aparecerán en forma de cameos, y queda por saber si Lance Reddick pudo grabar su cameo antes de fallecer. El rodaje empezó a finales del año pasado, así que no se puede descartar. 


Alguien vio ‘Sin tiempo para morir’ y entendió que cinco minutos no eran suficientes 

Lo que queda claro es que, sin John Wick o con él, la franquicia no termina. Y es irónico, pues cuesta imaginar si podrá sobrevivir sin el personaje que precisamente le da nombre, pero no sería extraño que acabe dándose una quinta entrega donde las tramas que hemos visto en el cine y la televisión converjan como en un gran evento al estilo UCM. Tardará en llegar, desde luego, pero seguro que acabará mereciendo la pena. 

Tictac, señor Wick. 

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