ANT-MAN Y LA AVISPA: QUANTUMANÍA: Una película demasiado ambiciosa para un personaje tan pequeño / RESEÑA CON SPOILERS

 La Fase 4 del Universo Cinematográfico de Marvel ha acabado. Una fase polémica, experimental y que ha dividido a los fans. Repleta de referencias a los cómics, exploración de géneros y diversidad, se ha convertido tanto en la favorita de muchos como en la odiada de otros. Sea como fuere, su importancia será capital en el futuro cuyas bases ha sentado a fuerzas de anticipos y promesas. Incursiones, Variantes, viajes en el tiempo, artilugios misteriosos, guerras de escala multiversal… y un personaje en el centro de todo. 

Nathaniel Richards, mejor conocido como Kang el Conquistador.

Ant-Man y la Avispa: Quantumanía da el pistoletazo a la Fase 5, una prometedora saga que explorará las muchas versiones a lo largo del tiempo y el espacio del más temible villano al que los Vengadores vayan a enfrentar, que nos conducirá directamente al gran evento donde realidades colisionarán y nada volverá a ser lo mismo. 

Bienvenidos a la Dinastía de Kang. 


Esto solo es un pequeño vistazo de lo que está por venir

Seamos honestos: Quantumanía (el título es más largo que un día sin pan, así que nos quedaremos con eso) no es una gran película ni será recordada como una de las mejores obras del UCM. A pesar de lo que se insinuó durante la producción, no se aleja del concepto de película familiar y sencilla al que hasta ahora se han atenido las películas del Hombre Hormiga. Tanto su debut como la secuela del mismo fueron pequeñas en escala, juguetonas pero de gran corazón, y, a pesar de la amenaza que presenta este cierre de trilogía, lo que hemos visto no es muy diferente a eso mismo. De hecho, el caso es similar al de la segunda película, Ant-Man y la Avispa: una aventura autoconclusiva de los héroes más pequeños pero con un aspecto que será de absoluta relevancia en la próxima película de Vengadores. Y, si en aquel caso era el Mundo Cuántico y su capacidad para reorganizar el flujo temporal, en este es la introducción de quien será el gran villano de esta Saga del Multiverso: Kang el Conquistador. 
O, al menos, una de tantas versiones que vamos a conocer. 

La película no se anda con preámbulos: la introducción del Mundo Cuántico llega temprano en el primer acto, a pesar de que el conflicto dentro del mismo tarde algo más en aparecer. La escasa presencia terrenal aleja a la franquicia de sus habituales secundarios, desde la ex de Scott Lang y su nueva pareja hasta sus amigos, entre los que se incluye el carismático Luis. Se echa en falta a este personaje tan querido por los fans, cuya sobrehumana capacidad para enumerar acontecimientos en rápidos montajes visuales habría sido un gran añadido para rememorar al espectador casual todo lo ocurrido hasta ahora. Sin embargo, con una ambición mayor que previas entregas, la película prefiere ignorar todo ese contexto y se sumerge de lleno en la fantasía pulp. 

Lo cierto es que, como construcción de universo, el Mundo Cuántico funciona bastante bien. Es un trasunto del Microverso de los cómics, cuyo nombre no pueden usar debido a un asunto de derechos con una compañía de juguetes. De todas formas, por menciones de Janet (entre las que se cuenta el Vacío, localización vista en Loki) se intuye que se trata, en resumen, del mismo lugar. La película ofrece lo suficiente como para sentirse satisfecho con lo visto, desde civilizaciones de aspecto imposible hasta criaturas que recuerdan a la imaginería de Star Wars. Algunas incógnitas menores quedan abiertas, pero, en rasgos generales, se aprovecha lo suficiente como para quedar como una posible ubicación ocasional de próximas entregas del UCM. Mención aparte merecen los efectos especiales, realizados mediante la tecnología Stagecraft de El Mandaloriano, que, más allá de alguna integración de fondo demasiado evidente, resultan más que correctos. Eso sí: mucho más atrás queda la banda sonora, una olvidable incluso en comparación a la de previas entregas del Hombre Hormiga. En especial fastidia que no hayan recurrido al trabajo de Natalie Holt en Loki, cuyo tema de Kang era sencillamente sobrecogedor. 


A pesar de lo que pensaba, la ciudad que rige Kang no es la icónica Cronópolis

Dentro del UCM, los productos sobre los que la película se sostiene son su propia predecesora, Ant-Man y la Avispa, y la serie Loki. La conexión con la primera es obvia: el pequeño primer vistazo que tuvimos del Mundo Cuántico nos conduce directamente a esta gran exploración, así como la capital importancia de Janet van Dyne, la Avispa original, como se nos anticipó en la película previa. Sin embargo (y no es de extrañar visto el final de la misma), la serie protagonizada por el dios de las mentiras tiene casi tanta influencia como esta última película. Los diseños y la explicación del Tiempo son los mismos vistos en la obra protagonizada por Tom Hiddleston, aunque, como es obvio, es la aparición de una Variante de Kang conocida como El Que Permanece lo que deriva en la presencia de este Conquistador. Aquel excéntrico gobernador era un personaje relativamente magnánimo, atormentado por la responsabilidad que lo había convertido en un ser eterno… hasta el momento en que Sylvie lo atraviesa con su sable. Su muerte fue lo que causó un descalabro a nivel multiversal, como se repite en esta película, trayendo consigo el retorno de infinitas y mucho más perversas Variantes de Nathaniel Richards. 
Aunque os aseguro que no será la última vez que veamos a El Que Permanece, pero esa es otra historia para más adelante. 

Es indiscutible que, si hablamos de cohesión universal, Quantumanía destaca entre la mayoría de obras que hemos visto en los últimos años. Se sientan la base de conceptos que serán fundamentales en el futuro próximo, así como se recuperan otros vistos en Loki y Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura, al advertir del peligro de las inminentes Incursiones como ya lo hizo el Reed Richards interpretado por John Krasinski. No obstante, si nos centramos en el propio contenido fílmico, la película se queda atrás respecto a otras de las anteriores. Con un primer acto excesivamente lento, la película mantiene un ritmo un tanto tedioso hasta la llegada de Kang el Conquistador. Se puede hablar de la breve aparición (tal como ya hizo en Zombieland) de Bill Murray, que, más allá de ofrecer algo de contexto a la historia, no aporta gran cosa. Quizá se trate de la impaciencia propia del fanático promedio, pero toda esta parte quizá hubiera funcionado mejor con algo menos de metraje. 

Más allá de eso, la película no innova demasiado en lo que propone. Trata de ser gamberra en algunos momentos, influjo del guionista Jeff Loveness, conocido por su trabajo en Rick y Morty, pero se queda en tierra de nadie. Intenta también ser ambiciosa, pero no se puede olvidar que sigue siendo una película del Hombre Hormiga. Su comedia no llega al nivel de acidez que podría esperarse, sobre todo en lo relativo a ciertos personajes, y una evidente falta de riesgo la acerca más a la estructura de la Fase 3 que a la última ronda de películas. Da la sensación de que, conscientes de que el público masivo no suele ir a ver las películas de Ant-Man, los productores han optado por no arriesgar de cara a las próximas entregas de los Vengadores. Tal como ya ocurrió con Falcon y el Soldado de Invierno, que sirve de puente entre Vengadores: Endgame y Capitán América: Nuevo Orden Mundial, los espectadores podrán ir a ver La Dinastía de Kang sin necesidad de haber visto esta película. Es positivo para el público general, desde luego, pero un tanto decepcionante para los fanáticos más acérrimos. 


Kangs, Kangs everywhere

Al hablar de personajes, son bastantes los que merecen mención. Por supuesto, toca hablar del protagonista: Scott Lang, el Hombre Hormiga, Vengador de pleno derecho y padre de una hija. Curiosamente, nos encontramos con un Scott bastante cambiado respecto a como lo vimos por última vez. Aquel tipo gracioso y bonachón se ganó el corazón de muchos, pero, al parecer, la fama se le ha subido a la cabeza y se ha vuelto egoísta y pendenciero. Su camino del héroe consiste en reconciliarse con su familia y volver a entender que no hay nada más valioso que compartir tiempo con los seres queridos, una evolución que nos lleva de vuelta al estado previo del personaje y que, por tanto, no ofrece ningún cambio. 

Algo similar podemos decir de su coprotagonista, la Avispa. Lo cierto es que Hope van Dyne brilla en esta entrega más que en ninguna, con un poderío visual inédito hasta entonces, así como un precioso traje que remite directamente a los cómics de los años dos mil. No obstante, con su problema familiar resuelto, el personaje no presenta ningún conflicto aparente y queda completamente a la sombra de Ant-Man. No sé qué será de ella en el futuro, pero, al menos por ahora, nos encontramos bastante lejos de la Avispa capaz de liderar a los Vengadores en todas las batallas que conocemos de las viñetas. 

Una de las novedades es el personaje de Cassie Lang, que, a pesar de no ser inédito como tal, incorpora por primera vez a Kathryn Newton, la actriz definitiva para el papel. Aún se desconoce si adoptará el alias de Estatura o Aguijón, como ha ocurrido en los cómics, pero ya hemos sido testigos de su primera incursión en el mundo superheroico. Es probable que acabe integrando el equipo de los Jóvenes Vengadores, pues ha demostrado un carácter divertido como el de su padre y un férreo sentido de la responsabilidad. Además, no se puede olvidar que en los cómics ha llegado a tener una relación con Iron Lad, una joven Variante heroica de Kang el Conquistador, así que es posible que acabe siendo más importante de lo que parece. 

Y, para acompañarlos, Hank Pym y Janet van Dyne aportan la visión más veterana y científica a esta aventura. El Hombre Hormiga y la Avispa originales destacan especialmente en esta entrega respecto a las anteriores, permitiéndose el lujo de darse a conocer mejor y relacionarse como pareja. La legendaria Michelle Pfeiffer hace un gran trabajo en el papel de Janet, y Michael Douglas tiene algunos de sus mejores momentos como Hank Pym, un personaje que, como sesenta años de cómics y un capítulo de What If…? nos han demostrado, merece mucho más que ser un anciano gruñón. En concreto, su relación con las hormigas y la resolución del conflicto gracias a la misma lo elevan un escalón por encima de todo lo que habíamos visto de él hasta el momento. 


Este personaje va a dar, para bien o para mal, mucho de que hablar 

Sin embargo, no todos los personajes han dejado tan buen sabor de boca. Yendo al apartado de los villanos, Kang el Conquistador no es el único que pone patas arriba las vidas de los héroes. A su vera se encuentra MODOK, el Organismo Mental Diseñado Solamente para Matar, un favorito de los fanáticos por su ridículo y al mismo tiempo macabro aspecto. Su diseño es sumamente llamativo en los cómics, donde se aleja de lo humano y se acerca a lo monstruoso. No por ello pierde cierto punto risible, pero está a años luz de lo que ha acabado siendo esta versión. Los efectos visuales no son malos, pero es difícil que un diseño de producción como este pueda llegar a funcionar correctamente. Tratar de conservar su humanidad tiene el propósito de servir como recordatorio de cómo lo conocimos en la primera película de Ant-Man, pero al mismo tiempo lo aleja de lo que debería ser. Combinar al personaje original de los cómics con Chaqueta Amarilla (Darren Cross) es quizá un error, porque deja al personaje en tierra de nadie y lo impide desarrollarse como sí mismo. Del mismo modo, tiene pocas escenas y carece de la oportunidad de jugar con la comedia ácida que le corresponde. Todas las risas que provoca son más bien involuntarias, cosa que no juega a su favor. Además, viendo el destino que corre, no parece que los productores tuvieran grandes planes para esta personaje. Su estancia en el UCM queda como algo anecdótico. 

Como detalle curioso, ya se nos adelantó la presencia de Darren Cross en el Reino Cuántico. Ocurrió en el quinto episodio de la serie de Loki, Viaje al Misterio, donde pudimos ver el casco de Chaqueta Amarilla en el Vacío: 


Curiosamente, también se logró distinguir a la Esfinge, una de las naves viajeras del tiempo más icónicas de Kang el Conquistador, que desarrolló durante su tiempo como Rama-Tut en el antiguo Egipto: 


Pero, volviendo a los villanos, es lógico que un personaje como MODOK quede relegado al segundo plano cuando alguien como Kang el Conquistador aparece en escena. Como ya podía intuirse por los tráilers, Jonathan Majors lo da todo en la versión más canónica del personaje de los cómics. Se aleja por completo del desquiciado papel que hizo en Loki, interpretando a un poderoso señor de la guerra dispuesto a arrasar con lo que sea con tal de salirse con la suya. Es imponente y aterrador, siendo capaz de apoderarse de cada escena en la que participa. El interrogatorio de Scott y Cassie es una declaración de intenciones: es la primera vez que vemos a Ant-Man sufrir de esta manera, cosa que se refleja en el rostro de Paul Rudd. Más allá de la actitud, luce uno de los mejores trajes que se han visto a lo largo de todo el UCM y que lo acerca por completo a su versión comiquera. Recuerda bastante al Kang que idearon Kurt Busiek y Carlos Pacheco para su Siempre Vengadores, a pesar de que ninguno de los dos recibe créditos en la sección de agradecimientos. Una pena. 

Sea como fuere, Kang el Conquistador ha llegado para marcar un antes y un después en las muchas líneas temporales del UCM. El final de la película da a entender que esta Variante concreta no volverá (aunque no hemos visto el cadáver), pero, con infinitas versiones de este perverso personaje en el horizonte, se puede esperar mucho más en próximas entregas. Así nos lo deja claro la primera escena poscréditos, que conecta directamente con Vengadores: Dinastía de Kang, presentándonos al Consejo de Kangs de los cómics, dirigidos en esta ocasión por el anciano Immortus, el faraón egipcio Rama-Tut y un misterioso tercer integrante sin identificar. La escena, que remite a los cómics vengadores escritos por Roger Stern, anuncia que los Vengadores lo van a tener difícil para afrontar la inmensa amenaza que está por llegar. Tal como en la historia de Siempre Vengadores, es posible que Immortus se oponga a los Vengadores en lo que considera una afrenta contra la suprema identidad de Nathaniel Richards. Esta versión más retorcida de un personaje de doble moral promete cambiarlo todo para los Héroes más Poderosos de la Tierra, que van a necesitar la ayuda de cuantos sean posibles para afrontar una amenaza considerablemente superior a la del Titán Loco. 


El plano final de la escena es un calco a la obra de John Buscema

Igualmente esclarecedora es la segunda escena poscréditos, que conecta con el final de la primera temporada de Loki y, al mismo tiempo, con la segunda. Esta nos presenta a Víctor Timely, la Variante steampunk de Kang, que da una conferencia tecnológica a la que asisten el propio Loki y su inseparable Möbius. La expresión del dios de las mentiras lo dice todo: a pesar de las apariencias, el terror de lo que está por venir lo invade. Es evidente que exploraremos más de Nathaniel en esta segunda temporada, que llegará en verano (probablemente agosto) de este mismo año, con nuevas Variantes a lo largo del tiempo y el espacio y la resolución del enigma que ayude a nuestros héroes a frenar esta invasión. Por tanto, la serie será fundamental para entender en su plenitud esta Saga del Multiverso. 

Sea como fuere, Ant-Man y la Avispa: Quantumanía queda como una película adecuada, en la línea más moderada del Universo Cinematográfico de Marvel, con una media de aciertos y errores que no tardará en sembrar debate en redes sociales. Pero, más allá de posibles decepciones o cuentas pendientes, este arranque de la Fase 5 siembra las bases de lo que será el principio de esta saga y la épica aventura que estamos por vivir. Esto no es más que el primer capítulo de la historia de Kang y el renacer de los Vengadores, y, nos gusten más o menos unas obras y otras, lo que nadie puede negar es que el largo camino de esta aventura nos hará reír, llorar y pasarlo en grande durante muchos años más. 

La Dinastía de Kang aguarda. 


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